Notas y pensamientos escriturales

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Josue 1:8

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miércoles, 20 de octubre de 2010

El Verdadero Amor

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” 1 Cor. 13: 4 – 8ª.

En un mundo que constantemente habla del amor, cuyas fuentes son el motivo de tantos cambios sociales y la razón de tantos males morales. Pudiéramos pensar que este articulo presenta una descabellada contradicción, ya que el amor generalmente ha sido vinculado a la expresión más excelsa del creador puesto en la vida del hombre, para que este lo viva y manifieste, lo que es correcto, pero solo en los términos exclusivos que la verdad de Dios detalla en su palabra; es por esta razón que creo conveniente meditar en este concepto, que envuelve sentimiento y razonamiento, que expresa emociones y voluntad, deseo y decisión, para ello como bien expresa la fuente inagotable de sabiduría.., debemos meditar no en los razonamientos humanos ni en las filosofías y huecas sutilezas de los hombres, sino en las inescrutables verdades de las Sagradas Escrituras. Aunque parezca contradictorio el concepto del llamado amor que es citado tan a menudo como el estandarte que debe impulsar nuestras acciones, a hecho emerger como la punta de un iceberg, todos las abominaciones que guarda este mundo de maldad en el celo más oscuro de su corazón, males como la homosexualidad, el adulterio, la fornicación, el egocentrismo y el narcisismo humanista de este mundo, que pretende desplazar a Dios del centro de su creación para colocar al hombre como el objeto de toda devoción.
¿Pero que es realmente el amor? Tal vez el primer pensamiento que nos trae esta pregunta es la pasión juvenil que se expresa de manera tan natural por otra persona, quizás el sentir por los hijos o por los padres, o el amor por Dios. Los griegos podían identificar en alguna medida las diferentes aristas del amor, entendiendo que existían al menos cuatro expresiones las que a continuación detallo:
Amor Eros; Que expresa el amor de los sentimientos (Sentidos) naturales por otra persona, en el establecimiento de una relación intima.
Amor Filial; Como la raíz de la palabra lo expresa, es la expresión de los sentimientos hacia la familia, los hijos o los padres.
Amor Ágape; Que expresa el amor fraternal y de origen divino, que deben actuar en los creyentes para expresarlo entre si, del cual tomo nombre las cenas o fiestas que los creyentes realizaban para juntarse en el primer siglo de la Iglesia.
Amor Filántropo; Que expresa el amor al género humano que hoy han tomado tantas instituciones como la masonería.
No obstante la diversidad de aristas y conceptos con que los hombres han tratado en vano y aun intentan definir esta expresión tan profunda, las Escrituras definen el amor de una manera muy singular y sencilla; “Por que Dios es amor” 1 Juan 4:8b Detengámonos por un momento en esta expresión tan simple que nuestro razonamiento limitado como lo es, no alcanza a definir… La expresión Dios es amor de alguna manera nos conduce a pensar en toda su creación desde la eternidad pasada…., Dios Creo los cielos y la Tierra (Gen. 1:1 – Jn. 1:3) ¿Por que los hizo? Indudablemente para expresar su insondable amor, Dios fijo cada detalle en un orden perfecto para sentar al hombre hecho a su imagen conforme a su semejanza en la cumbre de su creación para llenar la tierra, sojuzgarla y señorear. (Gen. 1:27-28) Dios ama al hombre de manera muy especial: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna” Jn.3:16; ”Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Ro.5:8. También esta expresión sencilla del amor nos traslada a cada una de las dispensaciones que Dios ha manifestado en su gobierno para con el hombre: “A mí, que soy menos que el menor de todos los santos, me ha sido conferida esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo y para aclarar a todos cuál es la administración del misterio que desde la eternidad había estado escondido en Dios, quien creó todas las cosas.” Ef.3:8-9 Dispensaciones que nos permiten ver dos hechos trascendentes; El total y completo fracaso del hombre frente a Dios y el infinito y paciente Amor de Dios con sus escogidos manifestados en su perdón.
Finalmente nos es permitido gustar la prueba más sublime y perfecta de su amor a su propio hijo: “para que Cristo habite en vuestros corazones por medio de la fe; de modo que, siendo arraigados y fundamentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa todo conocimiento; para que así seáis llenos de toda la plenitud de Dios.”Ef.3:17-19

Cualquiera podría considerar loable y valido morir por un hijo, un padre, una madre, un hermano, un amigo y tal vez hasta por un ideal como tantos mártires que tiene este mundo, pero en Jesucristo encontramos una gran lección de amor debido a que el Señor no fue un Mártir muriendo por un ideal, tampoco la victima de un sistema, azotada y ejecutada involuntariamente, recordemos que al Señor nadie le quito la vida, el dijo; “Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Jn.10:17-18 En el señor Jesucristo encontramos entonces la más asombrosa historia de amor, pues vemos al Dios majestuoso y encumbrado, tomando forma de siervo humillándose hasta lo sumo para que “A vosotros también, aunque en otro tiempo estabais
Apartados y erais enemigos por tener la mente ocupada en las malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo físico por medio de la muerte, para presentaros santos, sin mancha e irreprensibles delante de él” Col.1:21-22 Si esta historia de amor muestra al soberano Señor alcanzando al pecador perdido, estableciendo la reconciliación no solo de las cosas que están en la tierra, sino también en los cielos.
Vemos de esta manera como el amor no solo es parte del carácter de Dios, sino su misma esencia (Dios es Amor) y logramos comprender que si bien hoy permanecen la fe, la esperanza y el amor, el mayor de ellos es el amor. Como no ha de ser si la fe que es el vehículo que establece la relación entre el creyente y el Dios Santo que ha dispensado su gracia terminara (por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros pues es un don de Dios Gal. 2:8) cuando estemos en la presencia de nuestro salvador, al igual que la esperanza (aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo Tito 2:13), pero lo que no terminara jamás es el amor, sello y esencia de la divinidad. Es pues este amor el verdadero amor, como lo manifiestan las Escrituras; “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros” Jn.4:10 El amor que nosotros podemos manifestar es aun débil y limitado por nuestras imperfecciones, de esta manera es siempre condicional y relativo, mas el amor de Dios es perfecto y eterno, es pues este el verdadero amor.



El amor nunca deja de ser…

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…” 1 Cor. 13: 4 – 8ª.

miércoles, 16 de junio de 2010

¿Qué es la Biblia y cómo leerla?


Tratado para nuevos lectores de las Sagradas Escrituras

Por: Gabriel Costa Cortez
La Biblia

La Biblia termino que de acuerdo a su etimología, encuentra su origen en el antiguo griego koine, idioma popular y comercial que impuso el antiguo imperio griego sobre el mundo antiguo de fines y principios de la era cristiana y que mantuvo clara vigencia hasta fines del siglo I d.C. Es en esta lengua muerta que logramos reconocer a partir de la misma la raíz que da origen a la Palabra Biblia “ Byblos “lo que literalmente significa biblioteca o muchos libros, un termino de uso común en el mundo occidental, un termino o palabra que no obstante la vigencia y popularidad con la que cuenta no es utilizado o mejor dicho es desconocido en su uso, por el mismo texto Sagrado. Se debe destacar que las autoreferencias que las Sagradas Escrituras hacen sobre si mismas manifiestan que el texto Sagrado se autodenomina:

 Las Sagradas Escrituras; debido a su carácter y origen divino
 Las Escrituras; Sin lugar a dudas hay muchas escrituras en el mundo pero estas en sentido Plurasingular cuentan con exclusividad divina.
 La Ley y los Profetas; Refiriéndose exclusivamente al antiguo pacto de Dios con Israel (antiguo testamento)
 La ley o la Torah; Referencia a los 5 primeros libros de las Escrituras
 La Palabra de Dios; Otorgando su origen y autoridad al Supremo Creador el Padre Eterno
 La Palabra de Cristo; Otorgando su origen y autoridad a la segunda persona de la trinidad
 El evangelio; Resaltando de acuerdo a la etimología de esta palabra lo que las escrituras representan para el hombre pecador “una buena noticia, o la buena nueva para los hombres”
 La Palabra de la Cruz; Refiriendo al protagonista central; es decir Cristo crucificado a favor de los pecadores
 La Profecía; La palabra revelada desde el cielo
 Las otras Escrituras; haciendo mención al antiguo testamento
 El Antiguo Pacto; Los 39 libros del canon del Antiguo testamento de Dios
 El Nuevo Pacto; Los 27 libros del canon del Nuevo testamento de Dios

Como puede percibir el lector de las Sagradas Escrituras en sus autoreferencias, por cierto abundante, Esta no enseña que el nombre del texto Sagrado sea “Santa Biblia”, aunque bien pudiera identificarse de esta manera debido a que el texto es SANTO y BIBLIA significa muchos libros o compendio de muchos libros, como en realidad las Sagradas Escrituras lo son.



Libros y cartas de las excrituras:

Ant. Test Nvo. Test
Génesis Mateo
Éxodo Marcos
Levítico Lucas
Números Juan
Deuteronomio Hechos de los Apóstoles
Josué Romanos
Jueces I Corintios
Rut II Corintios
I Samuel Gálatas
II Samuel Efesios
I Reyes Filipenses
II Reyes Colosenses
I Crónicas I Tesalonicenses
II Crónicas II Tesalonicenses
Esdras I Timoteo
Nehemías II Timoteo
Ester¹ Tito
Job Filemón
Salmos Hebreos
Proverbios Santiago
Eclesiastés I Pedro Cantares II Pedro
Isaías I Juan
Jeremías II Juan
Lamentaciones III Juan
Ezequiel Judas
Daniel¹ Apocalipsis
Oseas
Joel
Amós
Abdías
Jonás
Miqueas
Nahum
Habacuc
Sofonías
Hageo
Zacarías
Malaquías


Hasta el proximo estudio

sábado, 22 de mayo de 2010

El lecho de un enfermo


En una modesta casa, un joven de 21 años se moría a causa de una grave enfermedad pulmonar. La madre, sentada al lado de la cama con su corazón destrozado, contemplaba el pálido y delgado rostro de su hijo, que antes rebosaba en vida y salud. Su dolor, guardado desde hacía mucho tiempo en su corazón, de repente prorrumpió en sollozos convulsivos. El moribundo abrió los ojos y dijo:
- ¡Mamá!
- ¿Qué quieres hijo mío?, preguntó la madre inclinándose tiernamente hacia el.
- Mamá, cuando compras alguna cosa en la ciudad y la has pagado, ¿no tienes derecho a llevarte a casa el objeto adquirido?
- Por supuesto, hijo mío.
Los ojos del enfermo se iluminaron, y con una voz lenta y solemne dijo:
- Mamá, Cristo me ha comprado por elevado precio; ¿no tiene derecho a llevarme junto a él?
La pobre madre bajó la cabeza, y el corazón oprimido y destrozado pronunció un «¡sí!»
Querido lector: ¿Conoce usted a aquel que le compró, y sabe a qué precio? ¿Descansa su corazón en la obra de la cruz y en su gran amor? ¿Sabe que Cristo le rescató para él? (Tito 2:4). Recuerde estas palabras: "Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo" (1 Corintios 6:20).

lunes, 10 de mayo de 2010

Comencemos por el principio


Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Lucas 10:41-42.


Seguros de la muerte espiritual que se siembra como sombra en la vida de los hombres, recibir la noticia esperanzadora del evangelio de verdad, colma de sumo gozo al oyente que es despertado de la muerte espiritual por el llamado irresistible de la gracia. Que mejor noticia para nosotros que estábamos muertos en nuestros delitos y pecados que el Justo muriera voluntariamente una vez y para siempre por los injustos.
El mensaje de la cruz como una lámpara que ilumina en lugar oscuro no deja indiferente a sus escogidos, el cambio o metamorfosis, es un acto instantáneo que llena de ansiedad y deseos de servir al corazón del hombre redimido, nace en el creyente el anhelo ferviente de dar a conocer el poder y la excelsa gloria del redentor a todos los hombres y es en este empeño donde se debe distinguir la pasión necia, de la razón.

En este escenario cuan mas cuan menos todos queremos laborar, y poner a disposición de Dios nuestras habilidades, surge el deseo profundo de llegar hasta lo ultimo de la tierra para enseñar y dar a conocer el camino de la verdad, lo que no es malo en si mismo, sin embargo debemos comenzar por el principio.

En la vida del apóstol Pablo vemos a un hombre lleno de conocimiento que cumple cabalmente acorde a un razonamiento humano, con la experiencia y las habilidades intelectuales necesarias para colocarse al servicio del ministerio al momento de su conversión;

Dice en la carta que escribo a los Filipenses:
Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:
circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;
en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, Filipenses 3:5-8


No obstante la basta experiencia y conocimiento que nos indica lo estima como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús. En efecto Pablo luego de ese encuentro glorioso con el salvador (Hechos Cáp. 9) pregunto ¿Señor que quieres que yo haga? Y el señor le contesto Levántate, y entra a la ciudad y se te dirá lo que debes hacer. La iniciativa no partió de Pablo como vemos tan frecuentemente pasa hoy en día en donde hermanos inexpertos toman iniciativas que al contrario de ayudar pervierten la verdad. Pablo debía esperar, no salio a predicar sino se mantuvo orando durante tres días, para luego comenzar a ser discipulado recibir el bautismo y aprender junto a los discípulos del Señor.

Frente a esta experiencia y otras tantas, como la relatada en el evangelio de Lucas donde dos hermanas se alegran de recibir al Señor en su casa, aprendemos que una de ellas, Marta, se esmeraba en ocuparse en las cosas del servicio y el que hacer diario amonestando a su hermana que contemplativamente oía, sin lugar a dudas para atender al Salvador, sin embargo no era lo que en ese momento el Señor demandaba, sino algo muchísimo mejor y excelente cuyo privilegio gusto María, El estar a los pies del Salvador escuchando.
Cuanto nos afanamos a veces por servir, tratando humanamente de convencer a otros o de obrar fervorosamente sin dirección. Dios nos dio dos oídos y una boca, como decía un hermano, alguna razón poderosa habrá tenido, sin lugar a dudas fuimos creados así por que impórtate resulta oír y escuchar para aprender lo que nuestro buen Dios y Salvador quiere comunicarnos a través de su Palabra.

Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas.
Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Lucas 10:41-42.

Juan Calvino: La revelacion de la Gracia Soberana


Juan Calvino
Reformador francés. Nació el 10 de julio de 1509 en Noyon, Picardía, a 92 kilómetros al
NE de París, en el hogar de Gerard Cauvin (Calvinus era la forma latinizada de su
apellido) y de Jeannela France de Cambrai. Juan fue el segundo de cinco hijos varones.
Su padre, notario público, estuvo empleado primeramente al servicio del obispo de
Noyon. Como resultado mientras Juan era todavía muy joven obtuvo dos beneficios
eclesiásticos. El joven Juan se volvió amigo de los hijos de un miembro de la clase media
local, Joaquín de Hangest, noble de Montmor, quien sugirió cuando sus propios hijos
iban a París que Juan viajara con ellos para una mayor educación. Gerard estuvo de
acuerdo. Después de pasar unos pocos meses en el College de la Manche, Juan se
inscribió en el College de Montaigu. Sin embargo, cuando Gerard entró en conflicto con
el obispo de Noyon, decidió que su hijo abandonara todo pensamiento de ingresar en el
sacerdocio. Por consiguiente, le ordenó estudiar derecho en Orleans donde Pierre de l'
Estoile estaba enseñando. Mientras se encontraba allí Juan también tomó lecciones de
Andrea Alciati, jurista humanista en Bourges. Cuando murió su padre, en 1531, regresó a
París para continuar sus estudios literarios, aunque por cierto período volvió a Orleans
completando así su curso en leyes.
Poco es lo que sabemos acerca de la conversión de Calvino. Sin embargo, tenemos
información de sus frecuentes contactos con hombres de tendencia protestante mientras
estudiaba. En el College de Montaigu puede haberse topado con John Major, el
conciliarista escocés, y en Orleans y en Bourges ciertamente sabemos que estudió griego
bajo Melchior Wolmar, humanista de fuertes inclinaciones protestante. Varios de sus
amigos en Orleans y su primo Francis Olivetan, caminaba también en esta dirección.
Puede haber sido como resultado de estas influencias, junto con el asistir secretamente en
París a reuniones protestantes, por lo que Calvino pese a su "obstinado apego a las
supersticiones papistas", se hiciera protestante. Como joven de extraordinaria habilidad y
también como excelente estudioso, pronto se convirtió en uno de los dirigentes del
protestantismo de París.
En abril de 1532, como era característico de los jóvenes eruditos humanistas de su época,
publicó su primer libro. Se trataba de un comentario sobre De Clementia, de Séneca.
Poco después se vio envuelto en el movimiento de la Reforma y esto lo llevó a
concentrarse en los estudios bíblicos. Cuando su amigo Nicolás Cop fue elegido rector de
la Universidad de París, Calvino lo ayudó a preparar su discurso rectoral presentado el 1
de nov. de 1553. Este discurso era un ataque a la iglesia y una exigencia de reforma,
siguiendo los lineamientos propuestos por Lutero. La reacción fue el estallido de un
sentimiento antiprotestante que hizo que tanto Cop como Calvino abandonaran París,
Aunque Calvino posteriormente regresó por breve tiempo, su reputación como uno de los
reformadores pronto lo obligó a huir otra vez. Durante los siguientes tres años estuvo
viajando por Francia, Suiza e Italia. Durante este período renunció en Noyon a los
beneficios eclesiásticos que tenía.
Pese a estar viajando constantemente para evitar arrestos o persecución, Calvino había
comenzado a escribir en pro de la fe protestante. En 1534 publicó su primera obra

religiosa, Psychopannychia, un ataque a la doctrina del sueño del alma después de la
muerte. Poco más tarde la traducción francesa de la Biblia por Olivetan apareció con el
prefacio de Calvino. lo más importante, sin embargo, fue que en marzo de 1536 publicó
en Basilea un delgado volumen, de siete capítulos, con el título de Christianae Religionis
Insitututio, con una carta de prefacio dirigida a Francisco I de Francia defendiendo a los
protestantes de sus calumniadores. Se trataba de un breve sumario de la fe cristiana. Su
autor era virtualmente desconocido, pero pronto se hizo notorio entre los protestantes
tanto por su habilidad expositiva como por tratarse de una apología abierta de las nuevas
doctrinas.
Pasó después Calvino unos pocos meses sin rumbo fijo. Luego acompañado por su
hermano Antoine y por su media hermana Marie, se dirigió hacia Estrasburgo donde el
protestantismo había sido aceptado oficialmente. Esto proveería la quietud requerida para
su proyectada obra literaria. Debido a la guerra entre Francia y el Imperio, tuvo que hacer
un desvío a través de Suiza, vía Ginebra, donde había pensado quedarse solamente una
noche. La escala fue decisiva pues el predicador protestante Guillermo Farel, que había
iniciado una reforma en la ciudad, supo de la presencia del joven erudito. Inmediatamente
Farel pidió que Calvino se quedara para ayudarlo a completar su obra. Al principio
Calvino se negó, pero cuando Farel afirmó que la maldición divina caería sobre él si no
se quedara, Calvino consintió pero en contra de su propia voluntad. Sin embargo, su
residencia en la ciudad no duró por mucho tiempo. El y Farel trataban de introducir un
cierto grado de disciplina en una sociedad notoria por su libertinaje, actitud que solo
podía suscitarles enemigos. Cuando los dos reformadores rechazaron la demanda
gubernamental de que debían aceptar la liturgia de Berna, sus opositores usaron esto
como excusa para expulsarlos de la ciudad. Farel marchó a Neuchatel, mientras que
Calvino a invitación de Martín Bucero, partió una vez más para Estrasburgo.
Probablemente algunos de los más felices días de Calvino transcurrieron en Estrasburgo.
Aunque constantemente acosado por la pobreza, parece haber gozado allí de la vida que
quería. El acontecimiento personal más importante fue su matrimonio con Idelette de
Bure, viuda de un anabaptista a quien Calvino había convertido a su posición reformada.
Ella le dio un hijo que solo vivió unos días. Poco después de llegar a Estrasburgo,
Calvino se convirtió en pastor de la congregación de refugiados franceses que él organizó
siguiendo los lineamientos que creía ver en el NT. De especial importancia resulta aquí
su redacción de una liturgia y la preparación de un salterio compuesto por su propia
traducción métrica al francés y la de Clement Marot. Simultáneamente estaba ocupado
preparando su comentario sobre Romanos y participando como representante de
Estrasburgo en coloquios con luteranos y con católicos romanos en Worms y en
Ratisbona. Debido a estas actividades se extendió gradualmente su fama de erudito
bíblico y de teólogo.
Hubiera Calvino pasado probablemente en Estrasburgo el resto de su vida a no ser por los
esfuerzos del cardenal Sadoleto para poner a Ginebra nuevamente bajo el control romano.
Después de la partida de Calvino y Farel, nadie había surgido para dar la necesaria
dirección a la iglesia. Como resultado de esto se produjeron confusión y conflictos. En tal
situación los defensores del antiguo régimen creyeron propicio deshacer lo hecho por los

reformadores. Con este fin en marzo de 1539 Jacobo Sadoleto, un bien conocido
humanista, escribió una carta instando a los ginebrinos a que se sometieran al papa.
Puesto que nadie en Ginebra parecía capaz de contestarle, la carta fue enviada a Calvino
quien la refutó con suma eficacia. Aproximadamente en la misma época, un cambio de
gobierno puso el control de la ciudad en manos de amigos de Calvino y éstos le invitaron
a regresar. Aunque no tenía los deseos de hacerlo, una vez más, bajo las exhortaciones de
Farel, consintió, reingresando en la ciudad el 13 de set. de 1541.
Comprendía demasiado bien que Ginebra tenía una antigua reputación europea de
inmoralidad. Esta no sería una comunidad fácil de reformar, sin embargo, Calvino se
dedicó inmediatamente a esta tarea. Una de sus primeras responsabilidades era revisar las
leyes de la ciudad. Al mismo tiempo redactó una forma de gobierno para la iglesia y
revisó su liturgia y salterio de Estrasburgo. Oportunamente (1559) hasta convenció al
pueblo de que debía fundarse una academia (más tarde universidad) para la preparación
de la juventud al servicio de la comunidad. En todo esto tenía el gran propósito de hacer
de Ginebra una "ciudad santa", conforme a la voluntad de Dios. Esto significaba a veces
una estricta y dura disciplina la cual la mayoría, aun los calvinistas, hoy no aprobarían,
pero tuvo la consecuencia de cambiar el carácter de Ginebra y de hacer de ella una
potencia en el mundo del siglo XVI.
Los esfuerzos de Calvino por reformar Ginebra y a los ginebrinos condujeron a los
naturales conflictos internos. No todos los habitantes eran calvinistas y, aun algunos de
aquellos que concordaban con él, a veces creían que sus rigurosas demandas iban
demasiados lejos. De esto ocasionalmente resultaron motines y disturbios encaminados a
eliminarlo de la ciudad. La prueba final llegó cuando Miguel Servet, un español que
estaba condenado a muerte por la Inquisición por negar la doctrina de la Trinidad, entró
en Ginebra aparentemente para causar problemas. Fue reconocido, denunciado por
Calvino y, con la aprobación de otras ciudades protestantes suizas, así como con el visto
bueno de las autoridades católico romanas, fue muerto quemado en la hoguera en 1553.
Aunque durante el siglo XVI miles de protestantes sufrieron esta misma suerte a manos
de sus perseguidores católicos, Calvino ha sido constantemente vilipendiado por esta
ejecución.
No tuvo cargos gubernamentales, ni en realidad fue ciudadano de Ginebra hasta que fue
invitado en 1559. No obstante, Calvino dominaba a toda la comunidad, por persuasión
moral más que por otros medios. No solo desempeñó un importante papel en bosquejar
un gobierno eclesiástico ejerciendo amplios poderes de supervisión sobre los habitantes y
humanizando las leyes, sino que también ejerció gran influencia en otros aspectos. A él se
debe en gran parte el establecimiento universal de un sistema de educación para la
juventud. También participó en la ayuda organizada en beneficio de pobres y ancianos.
Trató de hacer de Ginebra un estado cristiano, tanto en la práctica como en la doctrina.
Era natural que Ginebra por este esfuerzo ganara una amplia reputación, especialmente
en Europa entre los protestantes perseguidos. Situada en la encrucijada de importantes
rutas comerciales entre el Norte e Italia, tenía una posición geográfica estratégica. Y lo
que era todavía más importante, bajo la influencia de Calvino las autoridades de la ciudad

abrieron de par en par las puertas a los refugiados que en gran número acudieron de todas
partes: Francia, Holanda, Inglaterra, Escocia, Alemania, Italia, España, Hungría, Polonia,
en fin, en casi todo país europeo. De Ginebra estas personas frecuentemente regresaron
como misioneros para divulgar el Evangelio como lo habían aprendido allí. De estos
contactos, constantemente mantenidos a través de una voluminosa correspondencia,
Calvino ejerció influencias que rebasaron ampliamente los límites de Ginebra. Se
convirtió en una figura dominante de la Reforma protestante de mediados de siglo.
De igual, quizás de mayor, importancia que sus contactos personales y sus cartas, fueron
sus escritos. Durante su vida escribió comentarios sobre 23 libros del AT, incluyendo
todo el Pentateuco y todos los profetas, y acerca de todo el NT salvo el Apocalipsis. Con
un trasfondo de estudios humanísticos y su conocimiento teológico, estas obras han
ejercido influencia en la iglesia hasta hoy. Además de preparar comentarios, predicaba
constantemente, todos los días en semanas alternadas, y muchos de sus sermones eran
tomados en notas taquigráficas, que pueden haber sido revisados por él, y después
publicados. Las notas de otros sermones permanecieron perdidas hasta el presente siglo,
pero ya están siendo publicadas por primera vez. Junto con estas labores constantemente
producía folletos acerca de los temas que afectaban tanto al pensamiento como a las
acciones protestantes.
El más significativo de todos sus escritos es la Institución de la Religión Cristiana. Fue
publicada originalmente en 1536 como libro de seis capítulos, en carácter de manual
teológico para los protestantes franceses. Fue revisado por Calvino cinco veces,
generalmente traducido al francés de la versión latina original e influyendo así
grandemente al desarrollo del moderno idioma francés. Por el tiempo de la edición
definitiva, aparecida en 1559, ésta había sido tan ampliada y cambiada que ya se trata de
cuatro libros con un total de 79 capítulos. Esta obra se diseminó rápidamente en muchas
traducciones hasta formar, excepto en los países donde predominaba el luteranismo, la
teología sistemática de la Reforma. Esto ha durado hasta el presente según lo indican las
numerosas ediciones eruditas que recientemente han aparecido en inglés, francés,
español, japonés, y otros idiomas.
Idelette Calvino murió en 1549 dejando a su esposo como hombre triste y solitario. Al
parecer nunca pensó en volver a casarse, aunque seguramente habría sido mejor para él
tener el cuidado de otra amante esposa, pero no era hombre que tomara gran cuidado de
sí mismo. El resultado de esto fue que hasta el fin de sus días sufrió de úlceras del
estómago y problemas similares. Semejante debilidad de la carne no le impidió trabajar
intensamente casi hasta su muerte, ocurrida en 27 de mayo de 1564. A los 54 años de
edad, Calvino literalmente se consumía al servicio de Dios.
Para muchos desde su época, Calvino fue el sumo ejemplo de rigor y de falta de alegría.
Creen que ha sido un legalista que deseaba excluir del cristianismo todo lo que fuera
gozo y trataba de convertirlo en una inescapable esclavitud. Pero si uno en realidad
estudia las obras y la vida de tal hombre, no parece ser ese el caso. Se trataba de un ser
muy humano, como él lo revela frecuentemente en sus cartas. Cierto que era intenso en
su servicio a Dios, a quien ofrecía su corazón en forma plena. Usando sus indudables

dotes echó los cimientos del protestantismo para los cuatro siglos siguientes. Su
influencia se extendió mucho más allá de los límites de la iglesia, como lo hizo
trascendiendo las fronteras de Ginebra. Muchas de sus ideas políticas, estéticas,
científicas e históricas se volvieron tan entrelazadas con el pensamiento occidental que
tenemos que reconocer en él a una de las grandes mentes creadoras, uno de los factores
formativos en el desarrollo de la cultura y de la civilización occidentales.
W. Stanford Reid, Ph.D., Profesor de Historia, Universidad de Guelph, Ontario, Canadá.
Diccionario de Historia de la Iglesia, Wilton M. Nelson

sábado, 8 de mayo de 2010

La Iglesia Primitiva: Biografia de Policarpo


“Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto:
Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.
No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” Apocalipsis 2:-10



Policarpo de Esmirna (70 – 155 D.C.), fue anciano de la connotada asamblea de hermanos que se reunían en esta ciudad de la actual Turquía. De acuerdo a muchos documentos y al testimonio de historiadores como Eusebio, Policarpo habría sido uno de los últimos hermanos que estuvieron en contacto con los Discípulos más cercanos del Señor; siendo un fiel reflejo del legado apostólico y los principios escritúrales que sostenía la Iglesia Primitiva.
Policarpo habría conocido en su juventud al Apóstol Juan (El discípulo amado) recibiendo de esta manera el maravilloso legado de los testigos mas cercanos a la vida y obra de nuestro Señor Jesucristo. Convertido por la gracia divina y revestido del ropaje de salud por el don celestial que le fue otorgado, llevo a cabo una vida austera de profunda devoción y vocación al servicio de los hermanos y la Iglesia, convencido de lo perecedero de la vida cifro siempre sus esperanzas en los bienes venideros por lo que denotan sus cartas a la iglesia un profundo sentido peregrino.
Entre algunos discípulos que sentían gran admiración por este hermano se encontraban Ireneo y Papías. Cuenta la historia que Florino, que había visitado con frecuencia a Policarpo, empezó a profesar ciertas herejías, Ireneo le escribió: "Esto no era lo que enseñaban los obispos (Ancianos), nuestros predecesores. Yo te puedo mostrar el sitio en el que el bienaventurado Policarpo acostumbraba a sentarse a predicar. Todavía recuerdo la gravedad de su porte, la santidad de su persona, así como sus exhortaciones a los hermanos. Todavía me parece oírle contar de sus conversaciones con Juan (Apóstol) y con muchos otros que vieron a Jesucristo, y repetir las palabras que había oído de ellos. Pues bien, puedo declarar ante Dios que si el Policarpo hubiese oído tus errores, se habría tapado las orejas y habría exclamado, según su costumbre: ¡Dios mío!, ¿por qué me has hecho vivir hasta hoy para oír semejantes cosas? Y al momento se habría apartado del sitio en que se predicaba tal doctrina".
Según data en la narración de Eusebio en el año sexto de Marco Aurelio, estalló una gran persecución en Asia, en la que los cristianos dieron pruebas de un valor heroico. Policarpo y su congregación empezaron a sufrir las consecuencias de estos tiempos difíciles, está escrito que el mismo Policarpo, unos días antes de ser arrestado y sentenciado a la muerte, de repente fue vencido por el sueño, mientras oraba. En ese sueño tuvo una visión, en la cual vio la almohada en que se reclinaba encenderse de repente y consumirse... Se despertó del sueño y concluyo que iba a sufrir el martirio por medio de fuego, por la causa de Cristo.
Cuando llegaron cerca los que le iban a encarcelar, los amigos de Policarpo trataron con todo esmero poder esconderle en otro pueblo. Sin embargo, sus perseguidores le descubrieron allí, con la ayuda de dos jóvenes, quiénes fueron duramente torturados para que dijesen dónde se encontraba Policarpo. Fácilmente hubiera podido escapar del cuarto en que se hospedaba, para huir a otra casa cercana, pero no quiso hacerlo, diciendo: —Sea hecha la voluntad de Dios.
Bajó la escalera para recibir amablemente a sus perseguidores y los saludó con tanta cordialidad que algunos, quiénes no le habían conocido antes, dijeron con pena: — ¿Por qué hicimos tanto alboroto para arrestar a este anciano tan manso?
Inmediatamente Policarpo solicito a los de la casa que preparasen una comida para sus opresores, y les rogó a estos que comiesen bien, implorándoles también que le otorgasen una hora de soledad, para orar mientras ellos comieran. Esto le fue concedido. Durante esa oración, revisó su vida entera y luego encomendó la obra en las manos de Dios y su Salvador. Al terminar la oración, le montaron en un asno y llevaron a la ciudad.
Nicetes y su hijo Herodes, llamado el príncipe de paz, fueron al encuentro de los alguaciles y Policarpo. Hicieron desmontar a Policarpo y le acomodaron en su carro de caballos. Así pensaron persuadirle que negase a Cristo, diciendo: —¿Que te cuesta solamente decir ‘Señor emperador,’ y ofrecer holocausto o incienso ante él, para salvarte la vida? (Ya que el emperador de Roma se sentía un dios en la tierra)
Policarpo no les contestaba nada, pero, ante la insistencia de Nicetes y su hijo Herodes, exclamo decisivamente: —Nunca podría decir ni hacer lo que ustedes, me piden y aconsejan.
Cuando vieron la firmeza de su fe, empezaron a golpearle y lo arrojaron del carro. Al caer, el anciano se lastimó gravemente una pierna, pero, levantándose, él mismo se entregó otra vez en las manos de sus captores y siguió caminando hacia el lugar de su muerte; sin ninguna queja en cuanto a la pierna lastimada.
Luego de entrar al anfiteatro, dónde le iban a ejecutar, una voz del cielo le habló a Policarpo, diciendo: —¡No temas en nada, OH Policarpo! Sé fiel hasta la muerte en el sufrimiento que te espera—. Nadie sabía de dónde provenía la voz, pero muchos creyentes la escucharon. Sin embargo, a causa de la gran bulla, la mayoría de la gente no la escuchó. Pero este acontecimiento animó bastante a Policarpo y a los demás que sí, la escucharon.
El gobernador aconsejó a Policarpo que tuviese piedad de sí mismo por razón de su edad avanzada, y que negase su fe en Cristo de una vez y para siempre con un juramento en el nombre del emperador. Policarpo le contestó: —He servido a mi Señor Jesucristo durante 86 años y nunca me ha causado daño alguno el mismo. ¿Cómo puedo negar a mi Rey, que hasta el momento me ha guardado de todo mal, y además ha sido fiel en redimirme?
Al escuchar ese testimonio, el gobernador amenazó con echar a Policarpo al foso de las fieras, si continuaría firme en su testimonio.—Tengo listas las fieras y te echaré entre ellas, a menos que cambies de pensar.
Policarpo contestó sin temor alguno: —Qué vengan las fieras, porque no cambiaré mi fe. No es razonable cambiarnos del bien al mal por razón de las persecuciones; mejor sería que los hacedores de maldad se convirtiesen del mal al bien.
El gobernador respondió: —Está bien, si no quieres negar tú fe y a las fieras no les tienes miedo, te vamos a quemar.
Una vez más Policarpo les contestó, diciendo: —Usted me amenaza con el fuego que arderá tal vez una hora y luego se apagará; pero usted no sabe de la llama del juicio de Dios que es preparada para el castigo y tormento eterno de los impíos. Pero, ¿por qué demora? Traiga las fieras, traiga el fuego, o traiga lo que sea; ningún tormento me hará negar a Cristo, mí Señor y Salvador.
Al fin, cuando la gente ya se había cansado de la averiguación, demandó su muerte, y Policarpo fue entregado para ser quemado. Inmediatamente juntaron un montón de leña y viruta. Cuando Policarpo vio eso, empezó a quitarse la ropa y los zapatos, alistándose para acostarse sobre la leña. En seguida, los verdugos le alistaron para clavarle las manos y los pies en la madera, mas Policarpo les dijo: —Dejen, El que me dará la fuerza para aguantar la llama del fuego, me fortalecerá también para permanecer quieto en la misma, aunque no me clavaran las manos y los pies.
Entonces acordaron no clavarle en la madera, y sólo le ataron las manos detrás de él con una soga. Preparado en esta manera para el sacrificio, y puesto sobre la leña como un cordero en holocausto, empezó a orar a Dios, diciendo: —OH, Padre del bendito Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, por medio de quién hemos recibido la sabiduría salvadora de tú santo nombre; Dios de los ángeles y todas las criaturas, pero sobre todo, el Dios de todos los justos quienes viven en tú voluntad: te agradezco que me contaste digno de tener lugar entre tus santos mártires; Te ruego, ¡oh, Señor! que me recibas este día, como una ofrenda, de entre el número de tus santos mártires. Cómo Tú, ¡oh Dios verdadero, para quien el mentir es imposible!, me preparaste para este día, y me avisaste de antemano; ya lo has cumplido. Por esto te agradezco, y te alabo sobre todo hombre, y glorifico tú santo nombre por medio de Jesucristo tú Hijo amado, el Sumo sacerdote eterno, a quién, junto contigo y el Espíritu Santo, sea la gloria ahora y para siempre. Amen.
Dicho el amen, los verdugos prendieron fuego a la leña, sobre la cual había puesto Policarpo. Mientras la llama ascendía hacia el cielo, notaron con asombro que le hacía muy poco daño. A causa de esto, ordenaron al verdugo herirle con la espada, el cual fue hecho inmediatamente. La sangre, que por el calor del fuego o por otra razón, salió copiosamente de la herida y casi extinguió el fuego. Así, por fuego y por espada, el fiel testigo de Jesucristo falleció y entró al descanso de los santos, hacia el año 155 D.C.

“….Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.” Apocalipsis 2:10